Por Carolina Urtubia León
Actualmente la educación enfrenta contextos virtuales de aprendizaje, lo que obliga a realizar cambios en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Uno de estos se refiere a las metodologías que se deben utilizar a la hora de enseñar. El escenario actual es el propicio para la implementación de estrategias de enseñanza basada en las metodologías activas del aprendizaje (Alberich, T., 2009) tales como el aprendizaje basado en problemas, el aprendizaje colaborativo, el aula invertida, la gamificación de los aprendizajes, entre otras, que obligan al y la docente del siglo XXI a replantear sus clases y generar distintas formas de enseñar.
En este contexto complejo que ha exigido modificar las formas de enseñar y aprender, dado que la educación virtual ha tomado un rol protagónico y que la distancia necesariamente ha exigido emplear otras metodologías y herramientas, debemos preguntarnos ¿cómo este escenario ha impactado en la comprensión de los conceptos de inclusión y diversidad en educación?
La nueva forma de educar permite al docente resignificar los conceptos de inclusión y diversidad en educación, pues estos ya no se comprenden solo desde las necesidades educativas especiales, sino también en relación a la diversidad cultural presente significativamente en el aula chilena. Hoy en día el desafío no es únicamente enseñar en un entorno virtual de aprendizaje, sino también en un ambiente culturalmente disímil, lo que implica diversificar la enseñanza para generar en los estudiantes aprendizajes efectivos, atendiendo a sus distintas necesidades y orígenes, en un clima de respeto, valoración por la diferencia y equidad. En este sentido, podemos señalar que el escenario intercultural permite una reflexión educativa que apunte a valorar, reconocer y señalar la riqueza de la heterogeneidad, sin imponer una cultura por sobre otra y reconocer el valor particular de cada una de ellas.
Los autores Ainscow, M. y West, M.E en su libro Mejorar las Escuelas Urbanas (2008) señalan que una práctica inclusiva es aquella que permite la superación de obstáculos respecto a la participación y el aprendizaje de los estudiantes. Entonces, no es también un obstáculo la diversidad cultural presente en el aula, claramente puede serlo si un docente no está debidamente preparado para enfrentarla. No basta solo con conocer las nuevas formas de enseñar sino también saber cómo aplicarlas. Parte de la diversificación de la enseñanza requiere que un docente pueda seleccionar adecuadamente la forma en que enseña considerando el contexto real y significativo de cada estudiante, lo que incluye su entorno social y cultural. Otra exigencia que propone la atención a la diversidad es que las clases respondan a los requerimientos, intereses y estilos de aprendizaje, así como también el intencionar actividades que promuevan la comprensión, aceptación y valoración de las diferencias, con contenidos y aprendizajes accesibles para todas y todos los estudiantes.
Finalmente, es necesario señalar que atender a la diversidad es sinónimo de un aula inclusiva, al respecto Alba, C., Sánchez, J. y Zubillaga, A. (2014) con sus tres principios del DUA aportan a la superación de los diferentes obstáculos que se presentan para el aprendizaje de los estudiantes, ofreciendo una variada gama de opciones que responden al qué enseñar, cómo enseñar y por qué enseñar, considerando no solo las diferencias en dicho proceso, sino además los diversos impedimentos que se generan en el contexto educativo. Por tanto, el desafío actual en la docencia es contar con las herramientas y lograr implementarlas en un aula variada y sujeta a las condiciones de la enseñanza virtual.
Referencias:
Ainscow, M. y West, M., (2008). Mejorar las Escuelas Urbanas. Ed. Narcea. Madrid, España.
Alba, C., Sánchez, J. y Zubillaga, A., (2014). Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) Pautas para su introducción en el currículo. Recuperado de:
https://www.educadua.es/doc/dua/dua_pautas_intro_cv.pdf
Alberich, T. et al. (2009) Metodologías participativas. Recuperado de: