Dr. Juan Pablo Catalán
Actualmente la educación ha sufrido cambios vertiginosos, los entornos virtuales de aprendizaje han tomado la delantera, lo que ha llevado a la implementación de una enseñanza basada en metodologías activas. Este proceso de aprendizaje es una enseñanza centrada en el estudiante, en su capacitación en competencias propias del saber de la disciplina.
Los docentes deben considerar estas estrategias claves para el proceso de enseñanza, relevando el aprendizaje como un proceso constructivo y no receptivo. La psicología cognitiva ha mostrado consistentemente, que una de las estructuras más importantes de la memoria es su estructura asociativa. El conocimiento está estructurado en redes de conceptos relacionados que se denominan redes semánticas. La nueva información se acopla a la red ya existente. Dependiendo de cómo se realice esta conexión la nueva información puede ser utilizada o no, para resolver problemas o reconocer situaciones (Glaser, 1991). Esto implica la concepción del aprendizaje como proceso y no únicamente como una recepción y acumulación de información.
Hoy al incorporar las metodologías activas de enseñanza toma fuerza el aprendizaje autodirigido (Jerez, 2015), es decir, el desarrollo de habilidades metacognitivas, promueve un mejor y mayor aprendizaje. Se trata de promover habilidades que permitan al estudiante juzgar la dificultad de los problemas, detectar si entendieron un texto, saber cuándo utilizar estrategias alternativas para comprender la documentación y saber evaluar su progresión en la adquisición de conocimientos (Pimienta, 2012). Durante un aprendizaje autodirigido, los estudiantes trabajan en equipo, discuten, argumentan y evalúan constantemente lo que aprenden. Las metodologías activas utilizan estrategias para apoyar este proceso.
Finalmente, estas metodologías enfatizan que la enseñanza debe tener lugar en el contexto de problemas del mundo real. El aprendizaje situado presenta situaciones lo más cercanas posibles al entorno donde se desenvuelve el estudiante. Es por este motivo que las metodologías activas vienen a potenciar el proyecto del Quijote Intercultural, ya que viene a promover la contextualización de la enseñanza, el intercambio de los valores entre dos culturas, la actitud positiva de los estudiantes hacia el aprendizaje y su motivación. Promoviendo además que los docentes puedan potenciar en sus estudiantes enfrentarse a problemas reales, con un nivel de dificultad y complejidad similares a los que se encontrarán en la vida cotidiana.
Bibliografía:
Glaser R. (1991). The Maturing of the relationship between the science of learning and cognition and educational practice, Learning and Instruction 1, 129-144.
Jérez, O. (2015). Aprendizaje activo, diversidad e inclusión. Enfoque, metodologías y recomendaciones para su implementación. Ediciones Universidad de Chile.
Pimienta, J. (2012) Estrategias de enseñanza - aprendizaje. Docencia universitaria basada en competencias. Pearson.